martes , 12 noviembre 2024 5:34 pm

El rugby argentino ante el año más apasionante de su existencia

El ingreso en el Super Rugby augura un crecimiento aún mayor para la Argentina, aunque entraña riesgos; mantener el nivel, los viajes, las cargas de juego y la convivencia son los mayores retos; expectativa por los Juegos Olímpico

Julio Verne imaginó viajes submarinos, en globo, vueltas al mundo e incursiones al centro de la Tierra y a la Luna. El año rugbístico que se avecina parece surgido de su literatura. Con el ingreso de un equipo en el Super Rugby y el regreso a los Juegos Olímpicos como acontecimientos más significativos, 2016 será ovalado para los argentinos. Desde el debut de losJaguares en Sudáfrica, a fines de febrero, hasta el epílogo con los Pumas en Twickenham ante Inglaterra, en noviembre, habrá nueve meses a puro rugby y de 27 a 30 encuentros entre ambos combinados, cuyos planteles serán casi idénticos, en los que totalizarán unas 245 horas de vuelo, equivalentes a estar diez días arriba del avión. Esto sin contar la posible participación de algunos jugadores del seleccionado en Río 2016.

Si tan sólo cuatro años en el Rugby Championship redituaron en un 4° puesto en Inglaterra 2015, ¿cuánto más se podrá crecer jugando semana a semana ante neozelandeses, australianos y sudafricanos en el Super Rugby? Además de volver a jugar la ventana de junio con el equipo completo, algo que ocurrió por última vez en 2010. Los beneficios son inconmensurables, tanto como el desafío que entraña en términos de logística, selección de jugadores y dosificación de cargas. No sólo es algo nuevo para el rugby argentino: es una posición en la que no se encuentra ningún otro país en el mundo, ya que es el único que tiene una sola franquicia en el Super Rugby y que depende sólo de la unión madre.

 

  • Un partido cada dos semanas. Básicamente, los planteles de los Jaguares y los Pumas serán coincidentes. Del primero (unos 45 jugadores) saldrá el segundo (unos 32 jugadores por cada una de las tres ventanas). Si alguno jugara todos los partidos estaría disputando un promedio de un encuentro cada 13,5 días si no acceden a los playoffs y uno cada 12 si llegan a la final. En consecuencia, lo más difícil será rotar el plantel, dosificar las cargas y aún así mantener la competitividad ante los mejores del mundo. Trabajo grande para el staff de entrenadores, los preparadores físicos y los managers de la Unión.

 

  • La convivencia. Entre el 4 de enero, día en que comenzarán los entrenamientos de los Jaguares en el Buenos Aires Cricket & Rugby Club, en Pacheco, y el 26 de noviembre, fecha del último partido del año, ante Inglaterra en Twickenham, transcurrirán 328 días en los que el plantel convivirá casi ininterrumpidamente. Este plantel ha dado sobradas muestras de compañerismo en el último Mundial y no hay razones para alarmarse, pero las relaciones humanas siempre son complejas y los entrenadores y los líderes deberán trabajar mucho también en ese aspecto.

 

  • La competitividad. El cuarto puesto conseguido en Inglaterra 2015 elevó la vara para los Pumas y cada vez se les va a exigir más. Sin un grupo de jugadores de primerísima categoría (Fernández Lobbe, Bosch, Ayerza), no será fácil mantener el nivel. Por otro lado, también es cierto que los demás seleccionados, como ocurre cada cuatro años, también atraviesa una etapa de recambio. Tal es el caso de Francia, por ejemplo, el primer rival de fuste; la ventana de junio será una buena forma de medirse de cara al más exigente Rugby Championship. Respecto del Super Rugby, el rendimiento de los Jaguares todavía es una incógnita. La calidad de los rivales entraña una dificultad extrema, pero el hecho de ser prácticamente un seleccionado jugando ante uniones provinciales implica una ventaja para los argentinos. «Nos va a ir bien, estamos preparados», adelantó el siempre optimista capitán Agustín Creevy.

 

  • Identidad. Si bien los jugadores y los entrenadores serán los mismos, la intención es que Jaguares y Pumas tengan identidad propia, tanto en el juego como en el sentimiento de cada uno a la hora de salir a la cancha. «Vamos a trabajar para crear una identidad propia en los Jaguares mientras dure el Super Rugby, para que después haya un cambio en el que les toque ir a los Pumas», explicó Raúl Pérez, head coach de la franquicia y asistente de Daniel Hourcade en el seleccionado nacional. Es claro que salir a la cancha a defender al país con la celeste y blanca no se compara con nada, pero en el juego la diferenciación no será tan sencilla. «El primer objetivo es desarrollar un estilo, clave para insertarse en esta competencia. Va a primar el ataque», agregó Aspirina Pérez. «El Super Rugby permite un poco más de toma de riesgos en ataque. El hincapié estará puesto en la mayor predisposición a la conservación y administración de la pelota, en las destrezas y la toma de decisiones.» Ya con una mentalidad ofensiva bien internalizada, como quedó evidenciado en el Mundial, los Jaguares deberán redoblar la apuesta en el Super Rugby, que es más dinámico que el rugby internacional; incluso, los árbitros cobran distinto, siendo más estrictos en las formaciones móviles para favorecer una liberación de pelota rápida.

 

  • Un plantel, dos equipos. Hasta hoy, son 30 los jugadores contratados por la UAR. Es probable que en los próximos días se sume Lucas González Amorosino, que tras el Mundial firmó un contrato por tres meses con Munster. Con Martín Landajo como único medio-scrum, es factible que Felipe Ezcurra también se sume a los contratados. Además, tener a seis primeras líneas parece un número exiguo. Fernando Rizzi, secretario de la UAR, adelantó que el plantel sería de unos 45 jugadores, pero no necesariamente todos tienen que estar contratados. La puerta está abierta para jugadores de los Pumitas, Pumas 7s, Argentina XV y cualquiera del medio local que se destaque. Los mejores serán convocados para integrar el seleccionado de los Pumas en planteles de alrededor de 32 jugadores en las tres ventanas internacionales: junio en la Argentina, el Rugby Championship y la gira por Europa en noviembre. Sólo se podrán sumar jugadores que actúen también en el Super Rugby, como Tomás Cubelli (Brumbies) y Tomás Leonardi (Sunwolves).

 

  • Efecto contagio. Entre Super Rugby y Pumas habrá 13 partidos internacionales en nuestro país, una oferta sin precedente. Será una gran oportunidad de capitalizar el fervor posmundialista. Lamentablemente, no se pudo acordar con el CASI para que sea sede de los Jaguares y es posible que Vélez quede grande, pero el ejercicio que valga será contar los asientos ocupados antes que los vacíos. El fervor inicial está garantizado, y si el equipo consigue contagiar al público, como ocurrió con los Pampas en 2011, se puede generar un idilio a largo plazo que vaya más allá de los resultados.

 

  • El sueño olímpico. El regreso a los Juegos Olímpicos luego de 92 años es otro hito significativo de este año. El seleccionado argentino ya está clasificado, y si bien en los últimos años la selección de seven estaba en declive, viene de conseguir un histórico segundo puesto en el Circuito Mundial, en Sudáfrica, en su primera final desde que ganó el título en San Diego, en febrero de 2009. Más tarde ese año, curiosamente, fue subcampeón mundial en Dubai. La UAR anunció que está abierta a convocar a jugadores del seleccionado de XV, como ya empezaron a hacer otras potencias del Sur. Santiago Cordero, Matías Moroni, Jerónimo de la Fuente, Ramiro Moyano y Javier Ortega Desio son algunos de los que tienen vasta experiencia en el juego reducido. Pero dependerá también de hasta dónde lleguen los Jaguares: la final del Super Rugby es el mismo día que está pactado el inicio del rugby olímpico (6 de agosto) y el Rugby Championship comienza dos semanas más tarde (el 20). De cualquier manera, con un plantel joven y talentoso y en un certamen corto, el sueño de conseguir una medalla no es una utopía.

 

Indefinición por las sedes de los Pumas

 

El cambio político en la Argentina también modificó el rugby: no hay ningún estadio confirmado para 2016. La sede más firme es la de Salta, donde Urtubey fue reelegido, que volvería a albergar el partido ante Sudáfrica por el Championship. Ante la salida de Scioli en Buenos Aires, La Plata dejó de ser una fija ante los All Blacks. Como provincia y Capital son ahora del mismo color político, quedaron en igualdad de condiciones y se abre la posibilidad de River. Lo seguro es que uno de los tres partidos será en el Gran Buenos Aires. Otra posibilidad es hacer las veces de local en el exterior en un partido. Para junio, aunque no es oficial, el partido ante Italia será en Chubut y uno de los dos partidos ante Francia se jugará en Tucumán.

 

Autor: Canchallena

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