martes , 3 diciembre 2024 2:10 pm

VARIACION DE LA PUNTUACION EN EL RUGBY

Nuestro amigo Nicanor González del Solar, ex jugador de Los Pumas del ´65 y el único periodista que cubrió todos los Mundiales de Rugby, realizó una investigación histórica sobre la evolución de la puntuación en el deporte de los tackles.

El deporte de los tackles es uno de los que más modifica sus Leyes de Juego. Mientras el fútbol y el tenis se resisten a hacer cambios revolucionarios, el rugby se adapta a las nuevas características de sus protagonistas y, de tanto en tanto, se realizan variantes que buscan dos objetivos: l) Seguridad para que los jugadores no sufran lesiones. 2) Agilizar el juego para que resulte más atrayente para los treinta individuos que están dentro de la cancha y para los espectadores.

El rugby, asimismo, no ha dudado en cambiar la puntuación de sus goles. Cuando se hicieron las primeras reglas, entre los años 1890 y 1891, se establecieron estos valores: 1 para el try, 2 para la conversión del try, 2 para el penal, 3 para el drop-gol y 3 para una alternativa que no existe en el reglamento actual: la conversión después de un mark.

Los tantos duraron muy poco porque, entre 1891 y 1892, se produjeron modificaciones: 2 para el try, 3 para la conversión del try, 3 para el penal, 4 para el drop- gol, 4 para la conversión después de un «mark». Tampoco estos valores conformaron a los jugadores, dirigentes y referís de ese final del siglo XIX porque, entre 1893 y 1894 llegó otra variante a la puntuación: 3 para el try, 2 para la conversión de try, 3 para el penal, 4 para el drop-gol y 4 para el penal después de un «mark».

En esta evolución del rugby aparecía un concepto, que es decisivo en este comienzo del Tercer Milenio: la valoración del try, como consecuencia de un movimiento colectivo de los jugadores por medio de pases. Con el correr de los años se le quitó un poco de importancia a la pericia de los pateadores que, en los primeros tiempos de este deporte, decidían las victorias o las derrotas. El try, que valía 1 punto en las primeras reglas, ya tenía una cotización de 3 cuando terminaba el siglo XIX. Pasaron más de cuarenta años para que se revalorizara al try: entre los años 1971 y 1972 se aumentó a 4 puntos. La última modificación se hizo entre 1992 y 1993 (se mencionan dos años porque las variantes comenzaban en la temporada europea, que se iniciaba en el mes de agosto. En cambio, el Hemisferio Sur adoptaba las nuevas normas desde marzo del año siguiente) cuando el try pasó a valer 5 puntos. Esa es la puntuación actual.

En la evolución histórica, el penal después de un «mark» se bajó, entre 1905 y 1906, de 4 a 3. Más adelante, entre 1992 y 1993 directamente se eliminó esta alternativa de marcar tantos en el rugby.

El drop-gol, que hasta los años 1905 y 1906 merecía 4 puntos, se lo redujo a 3 entre los años 1948 y 1949. Esa cotización se mantiene hasta ahora. Las otras dos posibilidades, la conversión de try y el penal no han sufrido modificaciones: 2 para la conversión y 3 para el penal.

Valen algunas aclaraciones: para los que no conocen al rugby con detalle, el «mark» es una alternativa defensiva: un jugador embolsa la pelota que le llega por el aire y canta «mark» (¡»marca»!). Cuando yo era chico había que poner el taco en el piso; después se permitió gritar el «¡mark!» cuando se ponía la pelota entre los brazos. Asimismo, antiguamente, el «mark» se podía pedir en cualquier lugar de la cancha. Después se decidió que sólo se podía apelar a esa alternativa en la mitad de campo de cada equipo. Y, por último, sólo se autoriza pedir «mark» dentro de la línea de 22 metros. También, para proteger a los full-backs principalmente, se autorizó gritar «mark» si el jugador salta. Como no se lo puede tacklear mientras no tenga los pies en el suelo, la situación es menos peligrosa.

Había equipos que provocaban lesiones a los últimos hombres rivales porque pateaban la pelota muy alta y, cuando el receptor la embolsaba, lo «araban» ya que lo barrían y lo desparramaban por el piso. Un club irlandés, el «Garryowen», creó un estilo basado en esa modalidad: pateaban la pelota y gritaban «up and under!» (¡»arriba y abajo!»), con la intención de derribar al receptor de ese «kick». Fueron los médicos los que recomendaron que se protegiera al que recibía la «pelota alta». Entonces se modificó el reglamento con inteligencia: nadie podía ser tackleado si embolsaba la pelota en el aire o si, dentro de su propia línea de 22 metros, cantaba «¡mark!».

Ya mencionamos que, en los primeros tiempos del rugby, el «héroe» principal era el pateador. Recuérdese, además, que los chicos del Colegio de Rugby, desde 1823, jugaban de esta forma: se ubicaban treinta o cuarenta jóvenes de un lado y una cantidad similar del otro. Pateaban la pelota hacia el terreno del oponente y el receptor corría hacia delante. Los «rivales» lo tackleaban, mientras el portador procuraba llegar a la meta. En esos comienzos, por otra parte, se permitía algo cruel: el «hacking». Esto provocó muchas fracturas porque significaba patear las «canillas» del hombre que llevaba la pelota en sus manos. Por suerte, cuando se establecieron los primeras Leyes de Juego, en la Universidad de Cambridge, se prohibió el «hacking», como también lo había hecho antes el incipiente fútbol.

La valoración del try respondió, durante toda la evolución del rugby, a la necesidad de premiar la acción colectiva ya que, en general, un try se produce como consecuencia de la participación de varios jugadores. Por supuesto hay acciones individuales y jugadores brillantes que corren toda la cancha y apoyan un try. Pero lo usual es que la principal conquista de este deporte se obtiene por la participación de distintos protagonistas. Esta característica explica el aumento histórico de la cotización del try: 1,2,3,4 y 5. Si después el pateador transforma el try y consigue un «gol» (en el rugby se llama «gol» al try convertido) que vale 7 puntos. (En la Argentina no se estila llamar «gol» al try convertido y sólo se utiliza esa expresión cuando se convierte un penal, aun cuando los ingleses -los que toman las decisiones reglamentarias- definen bien qué es un gol).
Como dijimos al comienzo de la nota, el rugby es una disciplina dinámica que no sólo modificó sus Leyes sino que varió la puntuación de acuerdo con el «espíritu» colectivo del juego. Si bien sus normas actuales no son definitivas, creemos que se ha logrado favorecer los dos objetivos principales de este deporte: l) proteger a los protagonistas 2) alentar la diversión de los jugadores y de los espectadores.

NICANOR GONZÁLEZ del SOLAR

 

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