Nuestra amiga Loreley Marti nos hizo llegar un texto que emociona y refleja el sentimiento de los padres que comparten la pasión por este deporte con sus hijos, a disfrutar…
Si.. Mi pequeño juega al Rugby. Supongo desde siempre, mi inconsciente lo soñaba. Aun así, me asustaba su herencia recibida, la misma que por sangre y amor a mi me transfirieron.
Los temores se apoderaron de mi , pensando, recordando los golpes de los cuales mi padre se jactaba , aquellas pruebas de fuego, las marcas del Rugby, esas que no duelen tanto aunque así lo parezca.
De un momento para el otro, comenzaron los entrenamientos, los partidos las practicas, el tercer tiempo , y con ello también los botines, camisetas, protectores y demás.
De alguna u otra manera… Nada me extrañaba.. Esta en su adn… Lo lleva en su sangre!
Lo veo con sus piecitos invadir el césped sagrado de la cancha de la escuela de la vida. Lo veo salir con el uniforme de su equipo, tan sonriente y seguro… más de lo habitual.
Veo que elige ser parte de una familia sin fronteras, ese mundo, a veces no tan conocido, en donde los valores se pregonan y se forjan día a día. Donde el "gordo" es un TORO, y sin él, los demás no son lo mismo. También está el flaco, el alto, el bajo, el soñador, el que tiene talento y el que aun no lo desplegó.
Donde al entrenador se lo respeta, donde TODO se comparte, donde el rival frecuentemente se aloja en casa, donde solo importa divertirse y jugar en equipo.
Lo vi hacer un try y que todos sus amigos lo abracen, lo vi pasar la pelota a un compañero, lo vi tacklear para volver a recuperarla, lo vi caerse y levantarse… Muchas veces!
Lo vi llorar por un golpe, lo vi jugar dolorido por un tackle recibido, y también lo vi reír como nunca antes. Lo vi jugar bajo la lluvia, meterse en los charcos, embarrarse hasta
quedar negro, lo vi al final de un partido darse la mano con el oponente, para luego, fundirse todos juntos en un tercer tiempo.
Me vi desde lejos a un costado de la cancha, con frío, con calor, de día o de noche… Lo misma da.
Vi a mi padre con lágrimas en sus ojos, verse reflejado en su nieto, volviendo a revivir a través de él, aquellos recuerdos que su alma atesora y…. JAMAS olvida.
Lo vi entrar a casa con los botines embarrados, la camiseta tirada en el piso, las medias todas mojadas y tirar se en el sofa, FELIZ. Lo vi llegar cansado del colegio y solo tener ganar de ir a practicar.
Vi y entendí que el objetivo del Rugby es que los niños juegen y el super objetivo es que sean buenas personas.
El Rugby te hace, te trasforma a ti mismo y a la sociedad en la que vives.. Mientras juegas eres, mientras eres siempre puedes luchar.
Y es ahí… Donde todos mis temores se desvanecieron y comprendi que le estábamos dando el mejor de los regalos.
Me habla de Rugby con amor y orgullo.
El Rugby no solo se ve en la cancha, el Rugby se ve en la vida.
Sin duda alguna mi hijo es un rugbier, que plenitud poder gritarlo de esta manera!